miércoles, 11 de enero de 2012

Cosas por la que se escribe


Escribir no es difícil, se suele aprender a los 5 ó 6 años de edad entre las sucesivas entonaciones del abecedario y las siguientes asociaciones de letras, todas experiencias dominadas por lo más pueril de la inocencia. Así es como nos encontramos aprendiendo sobre: "El sapito metete se mete, se mete. Se mete a la moto, se mete a la sopa, se mete a la mesa y se pasa a la pala" o la más conocida "Mi mamá me mima";  frases marcadas por la estructura fonética y la inserción de nuevos términos, intentos de establecer los primeros recursos del lenguaje que facilitarán la capacidad de expresión. Mas al crecer, nuevos y más complejos conceptos se adhieren permitiendo que la comunicación fluya enriquecida tanto en el contenido como en la capacidad estética del mismo. De este modo la expresión se radicaliza de lo infantil, como consecuencia del desarrollo en la nueva profundidad para transmitir las inquietudes de quien las emite, alcanzando niveles de simbolismos y emociones que refuerzan la idea central. 

Así como ejemplo de esta evolución, parafreseando a Lovercraft: “El pensamiento humano… es quizá el espectáculo más divertido y más desalentador del globo terráqueo. Es divertido por sus contradicciones, y por la pomposidad con que intenta analizar dogmáticamente un cosmos totalmente incógnito e incognoscible, en el cual la humanidad no constituye sino un átomo transitorio y despreciable, es desalentador porque, por su misma índole, nunca alcanzará ese grado ideal de unanimidad que permitiría liberar su tremenda energía en provecho de la raza humana”. 

Desde la primera sentencia nos vemos forzados a escapar de lo material y asimilar lo abstracto que es todo lo relacionado con el pensamiento, para concluir que nuestra existencia más elemental está regida por condiciones netamente humanas que, a pesar de su confort, nos dejan indefensos a cualquier elemento ajeno a ella. El desarrollo del predicado " es quizás el espectáculo más divertido y más desalentador ... ", ahonda en reforzar estas cualidades en su estado más emocional. Al colocar sus impresiones sobre lo pomposo de su defensa o el grado de desperdicio de su energía en vano, apela a un sentimiento. Y si bien todo el discurso está dentro de un contexto más racional, su dejo emocional refuerza su idea en un entorno formal y a la vez intelectual.

El salto de "El sapito metete se mete, se mete ... " a un " El pensamiento humano ... es quizás el espectáculo más divertido y más desalentador del globo terráqueo.." es el proceso detrás de la capacidad de expresión misma. Es la evolución desde el discurso material, tangible de un niño, a la expresión abstracta cognitiva que hace uso de los recursos emocional/racional para alcanzar su proliferación. La experiencia, la formación, la capacidad crítica, el conocimiento y el interés marcan la dirección para este desarrollo.

A su vez del escritor, el cual puede ser cualquiera quien este dispuesto a aventurarse en la dinámica de expresarse, devendrá la intención comunicadora. La calidad, es otra cosa.


publicado en tallerpasaoamaldad.blogspot.com, enero 2012