Todos han pasado por esos momentos en que el deseo de desaparecer de la Tierra es superior al de querer comer chocolates, tendido en el pasto, con la vista perdida en el firmamento mientras el sol brilla intenso en lo alto, las nubes flotando sobre un gran cielo de color azul turquesa, y la brisa del viento acariciándote tiernamente los pómulos del rostro; o sea, te quieres puro virar.
Cuando estas en esa situación, vienen a la mente cientos de cosas, como irse de la casa, o subirte a la micro y bajarte lo más lejos de donde te subiste. Todas ellas ideas muy mortales. Y cómo la función de este humilde sitio es orientarte en tus pensamientos freakys, acá un listado de las mejores escapadas que recuerdo de las aventuras pop, mitológicas, literarias, peliculísticas de las que he sido partícipe como espectador, para que las tengas en mente al momento de querer repetir las hazañas.
Desaparecer de la sociedad e ir al norte de tu país (irte a Alaska)
Joven, idealista, Christopher McCandless (alias Alexander Supertramp) decide vivir la vida en libertad de las reglas sociales, destruye todos sus identificaciones, se deshace de sus cuentas bancarias, estrella su vehículo, y se marcha a recorrer para vivir en contacto con la naturaleza y en reflexión consigo mismo. Allí se dedica a cazar animales, andar en cayack, cruzar la frontera con méxico de manera ilegal, cultivar campos de maiz, vender libros usados, hacer tallados en cinturones, y claro, lo mejor de él, vivir a lo salvaje.
Si su sentido romántico de la vida le dice "¡Debo hacer lo mismo¡,!Probaré mi capacidad frente a la vida!, !Lograré demostrar que soy digno de vivir!", entonces es su escape ideal. Eso sí, el final de la película es bastante claro ... "la felicidad solo es real cuando es compartida". En otras palabras, te morirás solo, y mientras lo hagas, recordarás que fuiste feliz compartiendo los buenos momentos con tus seres queridos, por mucho que fueran macetas.
Aún así, grande supertramp por enfrentarte a la naturaleza y hacer una película que dejó locos a muchos (entre los que me incluyo).
Hacerse monja/cura
Ya, esta si que es difícil, porque me costó su buen rato dar con las historias que la justifiquen (sí, esta manía es super normal, pero a la vez épica por tener películas). Woopy sonriente Wolberg (o como se escriba) se mete a monja porque es la pareja del mafioso de turno, la película se llama cambio de hábito. Ahí se fondea bien, nadie la molesta y de paso, le enseña a cantar a las monjitas.
Pero el plato fuerte, es el rol que tiene Robert Deniro y Sean Pean, como ladrones que se escapan de la cárcel y se van a meter de curas por una confusión, típica de comedia, en la que los sacerdotes reales se restrasan en circunstancias que ya olvidé. Allí los tipos se escapan de los carceleros (desaparecen) y a la vez se enmiendan.
Si quieres desaparecer de los problemas, y de bonus que el hábito monasteril te de un vuelco a la vida, entonces esta es la mejor opción de todas: ¡HACERSE CURA/MONJA!
Claro, primero deben acpetarte a ser parte de su orden, y ... debes vivir como tal. No creo que sea tan glamorosa esa vida en realidad.
NOTA: Ahora que lo pienso, Robert Deniro tiene varias películas en las que termina tomando el hábito de sacerdote, ya sea en esta película que olvidé el nombre, o bien en La misión, donde se vuelve un monje luchador mata ... en fin.
Desaparece en las profundidades del océano:
Por lejos, mi personaje favorito de literatura es el capitán Nemo. Gallardo e inteligente, cortó relación con la superficie terrestre tras la pérdida de su familia, construyó su submarino, y presto sumergió sus narices en las profundidades oceánicas para no volverlas a sacar. Se plantó un cultivo de algas para fumarlas en su despacho, y un campo de cazería con arpón para estirar las piernas.
Para poder imitarlo, deberías contar con una inteligencia superior para construir tu propio submarino, un séquito de leales compañeros que estén dispuestos a cortar relación con los placeres del mundo de la superficie; y por sobre todo, tener mucha capacidad de estar bajo el agua en la más profunda e indómita soledad.
Por eso, el capi Nemo es el mejor.
Trabajar en la Luna explotando minerales.
Sam Rocwell actúa en el rol de Sam Bell ( ohh noo, ambos se llaman Sam, como el papel de Sean Pean en la película I AM SAM), un minero espacial que trabaja en la Luna, completamente solo, controlando que todas las operaciones se mantengan en su correcto funcionamiento, durante el tiempo de 1 año. Eso sí que es estar lejos de todo, aunque mantiene contacto por videos con su señora, y de vez en cuando aparecen tipos idénticos a él para charlar, oh , parece que no está tan solo.
Si puedes viajar a la Luna, tener un módulo lunar con todas las comodidades, tales como comida, vehículos para pasear, sitios para mantener tus músculos operativos, requisitos básicos de oxigenación y atención médica. Genial, este es tu sitio para perderte del mundo. Además, tendrías una maquinita amistosa llamda GERTY que te atendería con sus emoticones (los robots en el futuro usarán emoticones para expresarse).
Desaparecer en un faro al fin del universo
Esta es una historia de sci-fi que me leí hace tiempo, sobre una muchacha que es seleccionada para un faro, o algo así, en los límites de la galaxia. Ahí se explotaba cierto minerales en forma gaseosa en una nebulosa, o algo así. El asunto, es que la galla .... estaba sola al final. Mejor lean el cuento.
El hecho de estar en el borde de la galaxia es el mejor modo de escaparse, por lejos el modo más genial de desaparecer, por eso, este es el escape PERFECTO. Pero claro, si puedes estar tan lejos de todo, hay caramba, te deseo suerte. Esa es la idea que deja el cuentito.
NOTA: Si mi mini descripción les atrajo, pueden buscar el cuento en el libro "Los mejores Cuentos de Ciencia Ficción" de Donal A. Wollheim. El cuento se llama "El cuarto codo" de Marion Zinmmer.
Algunas ideas que se me pasaron por la mente, pero que no llegaron a ser parte de esta maravillosa lista, son: perderse en la jungla, como el gran cazador británico Alan Carter; perderse en el cielo como el misterioso villano de la película UP, ese si que se había perdido del mundo; explorar el centro de la Tierra, como en el Centro de la Tierra de Julio Verne, o irse a la Luna con un proyectil, como la película de los hermanos Lumiere.
Son muchas maneras, pero las mías son las más top.
Cuando estas en esa situación, vienen a la mente cientos de cosas, como irse de la casa, o subirte a la micro y bajarte lo más lejos de donde te subiste. Todas ellas ideas muy mortales. Y cómo la función de este humilde sitio es orientarte en tus pensamientos freakys, acá un listado de las mejores escapadas que recuerdo de las aventuras pop, mitológicas, literarias, peliculísticas de las que he sido partícipe como espectador, para que las tengas en mente al momento de querer repetir las hazañas.
Desaparecer de la sociedad e ir al norte de tu país (irte a Alaska)
Joven, idealista, Christopher McCandless (alias Alexander Supertramp) decide vivir la vida en libertad de las reglas sociales, destruye todos sus identificaciones, se deshace de sus cuentas bancarias, estrella su vehículo, y se marcha a recorrer para vivir en contacto con la naturaleza y en reflexión consigo mismo. Allí se dedica a cazar animales, andar en cayack, cruzar la frontera con méxico de manera ilegal, cultivar campos de maiz, vender libros usados, hacer tallados en cinturones, y claro, lo mejor de él, vivir a lo salvaje.
Si su sentido romántico de la vida le dice "¡Debo hacer lo mismo¡,!Probaré mi capacidad frente a la vida!, !Lograré demostrar que soy digno de vivir!", entonces es su escape ideal. Eso sí, el final de la película es bastante claro ... "la felicidad solo es real cuando es compartida". En otras palabras, te morirás solo, y mientras lo hagas, recordarás que fuiste feliz compartiendo los buenos momentos con tus seres queridos, por mucho que fueran macetas.
Aún así, grande supertramp por enfrentarte a la naturaleza y hacer una película que dejó locos a muchos (entre los que me incluyo).
Hacerse monja/cura
Ya, esta si que es difícil, porque me costó su buen rato dar con las historias que la justifiquen (sí, esta manía es super normal, pero a la vez épica por tener películas). Woopy sonriente Wolberg (o como se escriba) se mete a monja porque es la pareja del mafioso de turno, la película se llama cambio de hábito. Ahí se fondea bien, nadie la molesta y de paso, le enseña a cantar a las monjitas.
Pero el plato fuerte, es el rol que tiene Robert Deniro y Sean Pean, como ladrones que se escapan de la cárcel y se van a meter de curas por una confusión, típica de comedia, en la que los sacerdotes reales se restrasan en circunstancias que ya olvidé. Allí los tipos se escapan de los carceleros (desaparecen) y a la vez se enmiendan.
Si quieres desaparecer de los problemas, y de bonus que el hábito monasteril te de un vuelco a la vida, entonces esta es la mejor opción de todas: ¡HACERSE CURA/MONJA!
Claro, primero deben acpetarte a ser parte de su orden, y ... debes vivir como tal. No creo que sea tan glamorosa esa vida en realidad.
NOTA: Ahora que lo pienso, Robert Deniro tiene varias películas en las que termina tomando el hábito de sacerdote, ya sea en esta película que olvidé el nombre, o bien en La misión, donde se vuelve un monje luchador mata ... en fin.
Desaparece en las profundidades del océano:
Por lejos, mi personaje favorito de literatura es el capitán Nemo. Gallardo e inteligente, cortó relación con la superficie terrestre tras la pérdida de su familia, construyó su submarino, y presto sumergió sus narices en las profundidades oceánicas para no volverlas a sacar. Se plantó un cultivo de algas para fumarlas en su despacho, y un campo de cazería con arpón para estirar las piernas.
Para poder imitarlo, deberías contar con una inteligencia superior para construir tu propio submarino, un séquito de leales compañeros que estén dispuestos a cortar relación con los placeres del mundo de la superficie; y por sobre todo, tener mucha capacidad de estar bajo el agua en la más profunda e indómita soledad.
Por eso, el capi Nemo es el mejor.
Trabajar en la Luna explotando minerales.
Sam Rocwell actúa en el rol de Sam Bell ( ohh noo, ambos se llaman Sam, como el papel de Sean Pean en la película I AM SAM), un minero espacial que trabaja en la Luna, completamente solo, controlando que todas las operaciones se mantengan en su correcto funcionamiento, durante el tiempo de 1 año. Eso sí que es estar lejos de todo, aunque mantiene contacto por videos con su señora, y de vez en cuando aparecen tipos idénticos a él para charlar, oh , parece que no está tan solo.
Si puedes viajar a la Luna, tener un módulo lunar con todas las comodidades, tales como comida, vehículos para pasear, sitios para mantener tus músculos operativos, requisitos básicos de oxigenación y atención médica. Genial, este es tu sitio para perderte del mundo. Además, tendrías una maquinita amistosa llamda GERTY que te atendería con sus emoticones (los robots en el futuro usarán emoticones para expresarse).
Desaparecer en un faro al fin del universo
Esta es una historia de sci-fi que me leí hace tiempo, sobre una muchacha que es seleccionada para un faro, o algo así, en los límites de la galaxia. Ahí se explotaba cierto minerales en forma gaseosa en una nebulosa, o algo así. El asunto, es que la galla .... estaba sola al final. Mejor lean el cuento.
El hecho de estar en el borde de la galaxia es el mejor modo de escaparse, por lejos el modo más genial de desaparecer, por eso, este es el escape PERFECTO. Pero claro, si puedes estar tan lejos de todo, hay caramba, te deseo suerte. Esa es la idea que deja el cuentito.
NOTA: Si mi mini descripción les atrajo, pueden buscar el cuento en el libro "Los mejores Cuentos de Ciencia Ficción" de Donal A. Wollheim. El cuento se llama "El cuarto codo" de Marion Zinmmer.
Algunas ideas que se me pasaron por la mente, pero que no llegaron a ser parte de esta maravillosa lista, son: perderse en la jungla, como el gran cazador británico Alan Carter; perderse en el cielo como el misterioso villano de la película UP, ese si que se había perdido del mundo; explorar el centro de la Tierra, como en el Centro de la Tierra de Julio Verne, o irse a la Luna con un proyectil, como la película de los hermanos Lumiere.
Son muchas maneras, pero las mías son las más top.
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