En la extendida movilización estudiantil, se ha presentado la lucha por una de las necesidades sociales más importantes, la educación. Pues en principio, el elemento que permite la movilidad social (salto de un quintil económico a otro), es la formación educativa que proyecta una mejora en la calidad de vida. Independiente de qué consideremos por calidad de vida, esta se generaliza como la capacidad de tener mayor ingreso para solventar las necesidades básicas: vivienda, alimentación y salud .
El mejorar la calidad - o sea, el ingreso - significa mejorar la atención de estas necesidades, además de permitir que nuestros vástagos reciban los beneficios. De este modo, la generación siguiente se verá afectada por el mismo dilema, irremediablemente cayendo a perpetuar el mismo proceso vivido por sus padres, mejorar o mantener la calidad educativa recibida.
Sin embargo, cabe reflexionar sobre la pregunta evidente ¿desde cuándo que esto se mueve así?, y probablemente la respuesta sea, "desde siempre". Parte de la condición humana es el instinto de sobrevivencia, ese estado cognitivo que mueve al ser a buscar el cumplimiento de sus necesidades básicas, cuyo límite se alcanza tras saciarlas, en un estado de satisfacción.
En este punto, es donde comienza el real conflicto, puesto que, tras la materialización de un estado de satisfacción, el cambio de este estado equivale a resurgir el instinto de sobrevivencia para recuperar lo que se ha materializado. Y como el ser humano es un ser cuya capacidad no se limita al acto inmediato, esta tentativa situación de disminución, provoca la temprana alerta y eventual acto de protección. En otras palabras, una vez se ha conseguido cierta comodidad, no se quiere perder.
Cabe destacar otro elemento, como el que se produce por quien tiene cierto poder, influencia, o capacidad de intervenir en decisiones de tipo político, económico, social; utilizará esta característica para sus beneficios, y parte de su accionar será atender deliberadamente sobre su comodidad, convirtiéndose él, así como a su núcleo inmediato más cercano, en partes de ese privilegio. De este modo, se puede entender el surgimiento del privilegio, que ha sido definido por el gran diccionario gratuito de internet, como: la ventaja, derecho o extensión que disfruta una persona. Ventaja inexorable de separar al de la calidad de educación recibida.
Por esto, muchos estudiantes se manifiestan, porque la educación es el modo por el que los individuos sociales consiguen acceder a oportunidades para mejorar su calidad de vida; y frente a una clase privilegiada, sino más bien acomodada, obstaculizadora hace tropiezo de sus demandas ante la preservación de tales conductas.
Parte de esto comenta Fernando Atria, al exponer:
" Una de las caricaturas que se han repetido más insistentemente en el debate actual es que el sistema educacional chileno garantiza la libertad. La queja de que sus resultados son desiguales, entonces, no sería sino la reiteración de la vieja oposición entre libertad e igualdad. Quienes defienden los aspectos fundamentales del actual sistema educativo chileno serían, entonces, quienes creen que es mejor proteger la libertad que la igualdad.
Esto es evidentemente falso. El sistema educacional chileno desprecia la libertad, porque lo que me hace libre en Chile no es la ley sino el dinero, y por eso no hay libertad para todos sino sólo para algunos. El que lo defiende, no defiende la libertad, sino el privilegio.
Pero la defensa del privilegio no puede ser abierta, y entonces debe esconderse detrás de apelaciones a ideas políticas valiosas (como, precisamente, la libertad). Por eso en estas materias hay pocos momentos de sinceridad. Uno de ellos ocurrió en la sesión de la Comisión de Educación del Senado, sostenida el 28 de septiembre pasado ... "
Tomo sus palabras para enmarcar una situación. En algún momento, todos como padres preocupados abordaremos el conflicto de manera distinta. De tener la posibilidad de proporcionar una mejor educación, lo haremos; en caso contrario, se dispondrá de las alternativas disponibles. Sin embargo, no se puede dejar este tema, en una sociedad moderna, a elementos manejados abiertamente por un sector privilegiado, como es el mercado, sino por el contrario, el rol debe ser asumido por la entidad reguladora del acontecer público, el Estado, quien en teoría, representa los derechos y las aspiraciones de sus integrantes.
Independiente de la postura política, no se puede perder la noción de que accedemos a aquellas cosas que aspiramos (ya lo decía Hanibal Lecter, deseamos lo que nos rodea), y al segregar por clases, sólo creamos una nueva forma de social de castas, determinadas por el dinero. Y luego convertimos abiertamente a la educación, en el instrumento para el desarrollo, rebajando su real valor, a un mero productor de ingresos.
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NOTA: Los preceptos de necesidad, privilegio, comodidad, satisfacción, etc; expuestos, no son necesariamente académicos. Son la visión personal de quien las emite, y están abiertos para la discusión de quien participe de esta interlocución.
(publicado en shunegg.blogspot.com en septiembre del 2011)