"...Ni el movimiento de “los pingüinos” ni el de este año han sido iniciado por los establecimientos más deficitarios, porque ellos en los hechos no tienen una voz que se pueda oír. Han sido los que tienen algo más de voz los que han reclamado, y ese reclamo ha sido entonces escuchado...".(Postura N° 6: “Prohibir la selección de estudiantes es nivelar hacia abajo”; Fernando Atria (en ciperchile)
Prestar atención al gran movimiento social estudiantil de este año, no debe enceguecer de la realidad. Este movimiento es una gran muestra de como funciona el sistema habitualmente.
Reconozco que al ver la capacidad de este movimiento, me sorprendí y me entusiasme con el mismo. El despertar de la sociedad chilena me dije. Sin embargo, bastó unos meses después cuestionarme quiénes lideran este movimiento, para reparar en un hecho trivial: son los mismos tipos que el día de mañana, tendrán una posición social del tamaño y poder, que los que gobiernan actualmente, o de los que gobernaron.
Sin el afán de resentimiento alguno, me considero un privilegiado por el simple hecho de tener acceso a la educación superior, la universitaria (y entiéndase por superior no la connotación de mayor estatus, sino la de estar por sobre los ramos básicos que comprende la educación media). Y para todo ser que pasó por la universidad, e inclusive a aquellos que no han pasado por ella, sabe que en asunto de "calidad y prestigio" hay ciertas instituciones que se llevan todos los laureles, desde lo académico a lo profesional.
El problema de la educación, ha sido un tema que se ha mantenido en debate durante mucho tiempo. Lo iniciaron los profesores, quienes con un gremio - y también un oficio - que ha sido durante años despretigiado, no consigue llevar el debate a la opinión pública, dando paso a un movimiento estudiantil, que por razones lógicas de edad y falta de experiencia en temas políticos, mermó resistencia y cedió sin obtener mayores resultados que los paños fríos de siempre:aplazamientos de políticas educativas y mesas de estudio que no dejan mayores cambios .
Hoy, se ve a una llamativa chica de ojos azules, facciones suaves, y estilo algo hippie, junto a un grupo de estudiantes que resuenan como Giorgio Jackson (o como se escriba, no tengo interés en leer su nombre en google), sacar la voz por una mayoría que desea una revindicación social, pidiendo igualdad de oportunidad educativa. Y qué se ve como resultado ... que se tiene a una institución gubernamental dispuesta a ceder por la presión que representa este movimiento sobre su gobernabilidad.
Es un gran movimiento humano luchando por una causa que considera justa.
Como todo gran movimiento, se requiere de cabezas que la lideren, y este en particular, parece que ha triunfado donde otros han fallado. Cuál es la diferencia entonces, sino la de tener unos líderes competentes, convocando a la gran mayoría para generar cambios de interés actual.
Y de este modo, tras leer el artículo de Fernando Atria, concluyo que no soy el único que ha reparado en que el gran movimiento, por mucho que decepcione, no tiene su reconocimiento en la demanda popular, si no en quienes la manejan.
Ahora, sólo me queda indagar sobre los orígenes de estos líderes, y de qué compromisos tienen para tomar estas medidas tan radicales (y dicho de paso, que las comparto) respecto al tema educativo.
Mi apuesta, o más bien una inducción en base a mi poca información, es que tenemos el nacimiento de nuevos dirigentes políticos, los cuales representan las "actuales necesidades" del medio social. Mi fundamento, se funda en mi gran falta de fe en las buenas intenciones de la humanidad; y, en la posible carencia de necesidad de los dirigentes de resolver un problema que no afecta a su status quo, pero que toman una acción como consecuencia de una demanda basal (estudiantado universitario de las universidades emblemáticas), demandas originadas dentro un grupo ideológico, y que ha utilizado como herramienta el descontento general para sacar adelante sus propósitos.
Y como he planteando al principio de esta cosa, mi apuesta justifica el decir que sólo tenemos más de lo mismo, con la gran diferencia, que por primera vez somos parte de los que son oídos. Pero de que seguimos siendo dirigidos por grupos, eso no cambia en nada.
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