Una gotita calló del cielo
triste estaba, porque dejó su hogar,
un gran lago encayado en la motaña,
desde donde se veía todo el inmenso lugar.
Muy lejos no llegó,
el viento era escaso y la lluvia la botó,
en una gran pradera aledaña a un maizal.
Allí sollozaba, !Qué triste estaba¡, en medio del campo
su pena lloraba.
Un atento choclo con pesar miraba,
y en su ternura a la gotita declaraba:
¿Qué te sucede gotita de agua,
es que has perdido el camino a casa?
Del gran lago una ola surgió,
cubriendo valle, prado todo arrazó.
Furiosa estaba, a la gotita buscaba.
Su hija en algún sitio se encontraba.
Mientras el choclo a la gotita animaba,
una ola a su tallo derribaba.
!Pobre choclo¡, sin piernas quedaba
y la ola a su hija recuperaba.
Y arrastrándose por el suelo, con hojuelas menos en el cuerpo,
el gentil y bondadoso choclo al viento gritaba.
!Por qué no me TOSTASTE!, ¡Por qué no me TOSTASTE!
Si un choclo a una gota de agua feliz quiere hacer,
ante su madre permiso debe contraer.
Es la hojuela de maiz la más preciada,
porque con leche el desayuno mejor puedes comer.
1 comentario:
Lo mejor que he leído desde hace mucho!.
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